miércoles, 14 de abril de 2010

El Sistema


Uno de los aspectos que siempre me resultaron incómodos dentro de la cultura del rock son los clichés. No me refiero sólo a los lemas o las frases hechas, sino también a los pensamientos hechos. Esos conceptos trillados que la gente repite todo el tiempo como si fuesen verdades inconmovibles sin detenerse a pensar en su razón o considerar sus alcances (...) Tomemos como ejemplo aislado la palabra sistema y la particular carga de sentido que se ha tejido a lo largo del tiempo en torno a ella.

El término constituye ni más ni menos que un resabio del pensamiento anarquista de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Si bien ya estaba presente en el lenguaje de la sociedad cuando el rock despuntaba, incorporándose cada vez más a menudo a la jerga, recién se impuso definitivamente con el movimiento punk (...) El diccionario nos dice escuetamente que un sistema es un conjunto ordenado de entes que contribuyen a un fin; vale decir, la noción de un determinado orden. Un sistema puede ser político, económico, legal, social, cultural...O, en todo caso, éstos pueden resultar aspectos de un único sistema o forma en que la sociedad se manifiesta (o se rige) en su totalidad. En este sentido se maneja el término con más frecuencia.

Lo más negativo del uso de la bendita palabra es que quienes la emplean automáticamente se ponen afuera, como si no perteneciesen al mencionado sistema. Y el caso es que todos vivimos dentro de un sistema, lo alimentamos y lo reinventamos todo el tiempo, nos guste o no. Nadie se escapa, ni siquiera los que pretenden evadirlo. Acciones elementales como trabajar, consumir, hacer cola y hasta pedir limosna te colocan inmediatamente en el orden económico de la sociedad. De hecho, no necesitás hacer nada para formar parte del sistema porque, así llores o patalees, vivís en un marco político, jurídico e institucional que seguramente no elegiste pero pesa en cada uno de tus actos.

La tendencia de hoy en día es endilgarle todo lo malo, lo sucio y lo feo al malhadado sistema. De algún modo le estamos echando la culpa a "otro", un algo del todo ajeno a nosotros, a lo cual no pertenecemos ni nos concierne. Representa inconcientemente una idea al mismo tiempo cómoda y paralizante: da a entender que el tal sistema es un monstruo demasiado grande para ser vencido y por lo tanto todo el esfuerzo es romántico e inútil. Si un juez deja libre a un asesino es por el "puto sistema", si el gobierno abusa de los impuestos se debe al "puto sistema", si los trabajadores van a la huelga, la causa es del "puto sistema"; pero si un día suena un tiro para el lado de la justicia, a nadie se le ocurre afirmar que el "puto sistema" tuvo algo que ver. Quizá esto ocurre porque tenemos en mente la idea de que los sistemas funcionan solos y sin necesidad de vigilancia, como maquinarias perfectas, robóticas, donde los hombres apenas representan el papel de engranajes fijos y siempre obedientes (...) campea el olvido de que los sistemas humanos son rotundamente imperfectos debido a que están encarnados por individuos, siempre minúsculos y asediados por el miedo, la corrupción y el error.

Esto no quiere decir que no haya sistemas mejores que otros, y suelen ser aquellos donde la libertad y el respeto figuran a la cabeza de las prioridades. ¿Qué hacer, entonces? ¿Aspirar a producir sistemas cada vez más justos e invulnerables transformándolos desde adentro? ¿Oponerse rabiosamente a todo intento de ordenar la sociedad que nos rodea? Ser o no ser, ¿esa es la cuestión? (...) La pregunta es vieja y profunda como aquella herida que se hace sentir en los días húmedos y yo, naturalmente, no tengo la respuesta. Aunque, entrando en el terreno de la opinión personal, me parece ridículo querer destruir todo hasta los cimientos para edificar de nuevo, porque aquello que se construya resultará igual de endeble que lo anterior y el costo puede superar -dramáticamente- nuestras expectativas.

En una de esas llegó la hora de sepultar con la debida pompa ciertas ideologías que ya apestan y desempolvar otra vez los ideales, que siempre son más sanos, más humanos, más urgentes. Antes que preocuparme por saber si estoy dentro o fuera de lo que algunos llaman sistema, prefiero estar a favor de lo que es justo, de lo que es libre y de lo que es bueno.

Editorial. Revista Madhouse. Buenos Aires, Diciembre de 1995



1 comentario:

  1. Siempre dentro del sistema hay "fallas", "lagunas" e "inconsistencias". En esos lugares muchos se paran y ofrecen resistencia, otros escudados en el anonimato de ser un simple engranaje en sus horas libres producen alternativas. Desde la cultura, desde la politica.
    Libros, discos, grafittis, grupos humanos organizados. Todos parte del sistema, todos laburando en pos de uno menos cruento.

    Muy buen blog.

    Saludos coperos.-

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