Hoy se cumplen 19 años de la detención de Walter Bulacio, asesinado brutalmente por la policía a la salida de un recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en Obras Sanitarias.
Se cumplen también 19 años de injusticia, pero también de memoria colectiva, según qué mitad del vaso querramos mirar.
De un lado o del otro, Walter se convirtió en una bandera ineludible para aquellos que están en el rock, sean del palo que sean. Y pese a la bronca porque todavía estamos lejos de decir que se hizo justicia, este caso en particular fue un punto de inflexión en la tirante relación entre el rock y la brutalidad policial.
Hasta hace 19 abriles, quizá un poco menos, el rock era sinónimo de todo tipo de demonización por parte de los sectores más reaccionarios y conservadores de la sociedad. Ni hablar de los medios. De hecho, recuerdo que poco tiempo después de este caso, a la salida de un recital de los Ramones en ese mismo recinto, los punks produjeron una serie de destrozos, posiblemente mayores a lo que sucedió la noche que Walter era torturado en un calabozo. ¿Venganza? ¿Solidaridad con un semejante, amén de las diferencias que había entre la tribu punk y "ricotera"? Posiblemente así fuera. Lo que está claro es que a medida que fueron pasando los años, y las voces fueron proliferando a favor de Bulacio, se fue modelando un rechazo hacia la arbitrariedad policial, que las generaciones venideras fueron adoptando como lema.
Es cierto, como decía un viejo clásico de Hermética, "la culpa ajena es barata, regalarla no nos cuesta". Y siempre hay un sector del público rockero que patea el avispero para que los palos no tarden en llegar. Seguramente el caso más cercano y conocido es lo que sucedió con el recital de Viejas Locas en Vélez, y muchos casos que no han trascendido, o no han tenido la repercusión mediática que tienen los eventos masivos, pero que por suerte la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) se encarga de llevar a la Justicia, amén de los resultados.
De todos modos, la cuestión es mucho más profunda que si siguen habiendo o no abusos policiales. Es más, estoy seguro que sigue siendo así, de acuerdo a las cientos de denuncias acercadas a la justicia por parte de la CORREPI y familiares de víctimas de la represión policial. Pero a la hora de la "condena social", la opinión pública (o la opinión que dicen representar los medios) por lo general tiende a suponer que la institución policial hizo uso y abuso de su autoridad, y el demonio cae del otro lado. Es cierto, el comisario Miguel Ángel Espósito sigue sin condena penal, y hasta tanto no esté tras las rejas, la justicia no será completa. Pero permítanme creer (y aferrarme a la ilusión) que a pesar de no tener aún el vaso lleno, estamos ante una pequeña batalla ganada contra la represión.
De nosotros depende que no haya otro Bulacio más. Y de nosotros dependerá también que la Justicia no olvide ni omita que los culpables deben estar en la cárcel.
MEMORIA. SIEMPRE.
lunes, 19 de abril de 2010
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MATA DOBLE LA INJUSTICIA PERO MÁS MATA OLVIDAR.
ResponderEliminarCreo que no queda nada para agregar a lo que escribiste...
Es increíble tantas cosas, tanto tiempo, y nada de justicia.
Es como decís, somos el granito de arena que tiene que resistir para que nada se olvide.
Es tu blog sepu? :). Me declaro casi fanática de este espacio cibernético(?) que todavía no se deshumanizó, al contrario de casi todos los espacios de la internet de hoy.
Atentamente, tu nieta menor.