domingo, 25 de abril de 2010

Palpitando la llegada de Megadeth a la Argentina II

Pude apartarme del crack y la heroína pero aún, hay momentos en que no logro desprenderme por completo de la necesidad de evadirme un poco. Sin embargo, ya no alimento más a ese caparazón de egoísta y drogadicto que he llevado en mis espaldas durante muchos años. Podría decir que realmente he emergido a la luz como un "buen chico". Y, aunque nadie lo crea, creciendo entre la urbanización monstruosa Los Angeles y el "civilizado paraíso" que es San Diego, no tengo ningún derecho a afirmar que "mis padres han tenido la culpa de todo lo que me ha pasado en la vida" (cliché utilizado por la mayoría de la gente que no tiene huevos para encontrarse a sí mismo). Si hay algún culpable, ese soy yo. Me escapé de gran parte de mis problemas poniéndome ciego. Finalmente me di cuenta que no me había ido tan mal y que podría ser muchísimo mejor si dejaba de una vez por todas a la droga.

Tenía un ego rabioso y absolutamente nada de amor propio. Así que exterioricé mi ego interno para convertirlo en confianza. Y me dediqué a nutrir mi vida personal con cosas que me hacían realmente felices, como aprender kickboxing, practicar caída libre, casarme y tener un hijo. Para nada puede compararse con lo que sentí cuando nació Justis. Ahí estaba este tipo desgraciado, hecho polvo, teniendo en sus brazos a un ser que no merecía tener un padre como yo. ¡Pensar que un montón de mierda pudo convertirse en un ser humano...!

DAVE MUSTAINE



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