
El sábado del Monsters, después del concierto de Therapy?, sufrí otra de esas formidables alucinaciones. Sólo que en esta oportunidad me encontraba sobre el mismo escenario y, por obra y gracia de la misma ilusión onírica, estaba en posición de contemplar en detalle a la multitud que encaraban Mustaine, Friedman, Menza y Ellefson. Por lo demás, el sueño se desarrolló con características familiares. Fue arrancar con "Skin O' My Teeth" y emprender una cabalgata sin pausas a lomos del puro asombro. Tema a tema, el mar de cabezas rugía como un animal informe que burbujeaba sobre la superficie del estadio como si lo hubiesen extendido con un cuchillo de untar y se debatía en olas perfectas como si desde el escenario dos manos inmensas sacudiesen una verdadera alfombra humana. Las cuatro figuras agitaban las melenas y parecían realimentarse todo el tiempo de la energía huracanada que se generaba a sus pies. Y el rito prosiguió en forma ininterrumpida hasta el final, excepto en aquellas escasas ocasiones en que Dave Mustaine se detuvo para regodearse con el espectáculo permitiéndole a la propia vanidad pastar a sus anchas. Claro que el corazón de la masa estalló en el punto preciso sin concederse demoras. El primer riff de "Symphony Of Destruction" fue monstruosamente engrosado por ese canto monumental que surgió apenas la última vez y tiene depositario exclusivo: "¡Megadeth! ¡Megadeth! ¡Aguante Megadeth!". Detalles y variantes que se van agregando en cada sueño, como lo de romper la guitarra al final del concierto. Dígame la verdad, doctor, ¿qué tan mal estoy?.
CRÓNICA DEL RECITAL DE MEGADETH EN EL MONSTERS OF ROCK 1995 - REVISTA MADHOUSE N° 58 (OCTUBRE DE 1995)
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